¿Estaba soñando? Es imposible. Ja, ja. Ahí estaba otra vez. Esa inigualable e increíble manera de reírse que me volvía loca. El sonido venía de la planta de abajo. Mientras buscaba a tientas el interruptor de la luz del otro lado de la habitación, escuchaba cada vez más y más fuerte la risa. Bajé con cautela las escaleras, aún sin la certeza de qué cara encontraría frente a mi. Este era un hecho que, en el fondo, me aterrorizaba y es que aún cuando logré bajar todos los escalones, no podía ver nada del salón. La oscuridad comenzaba a ponerme nerviosa, pero escuché su voz tras de mí y todo se calmó. Mis nervios se apaciguaron y ya no podía moverme de donde estaba, ni un sólo centímetro...-Escucha, ni se te ocurra interrumpirme para terminar alguna de mis frases. Tengo que decirte todo lo que llevo pensando varios años, y voy a hacerlo ahora.+Ya somos dos.-¿Recuerdas cuanto me quejaba de que ocuparas tu mesa y la mitad de la mía? Pues ahora me falta algo. Me falta tu codo en mi mesa. Tu sonrisa en mi vida. Y todas esas veces que me metí contigo... en realidad, eran elogios. O como aquella vez que me preguntaste si me importabas y yo te dije que no lo suficiente, en realidad quería decir "demasiado". Incontables otras veces en las que me susurrabas monosílabos al oído y se me erizaba la piel, bien, no era por el frío. Ahora lo sé.Y esto ocurre justo en este preciso momento porque es cuando estamos más separados que nunca estando tan cerca el uno del otro. Cuando cada mañana al levantarme no tengo la certeza absoluta de que te veré, me sobran todas las horas del día porque en ninguna de ellas estás y, por ello, se pasan lentamente. Muuuuuy lentas. El mundo se ha propuesto distanciarnos, más alejados el uno del otro de lo que nunca lo estuvimos. Y eso es por lo que ahora te echo de menos, no podía ser de otra forma. Porque es exactamente este el momento en el que me he dado cuenta de que te necesitaba aquí, siempre lo he hecho.
Haces que todo mi mundo siga en pie con sólo mirarme. Y esa tarde, en el salón, el Universo entero cobró sentido con tu voz. Todo volvía a funcionar de nuevo en mí.