Nadie conoce tu destino; nadie puede predecir tu futuro; ni si quiera el presente. Actúas por instinto, por las pautas que te marca tu corazón; actúas dependiendo de tus sentimientos. Según el momento puedes llorar, reír, gritar, enfadarte, pelear...mil y una cosas, pero quizás, un instante después ya estés actuando de forma distinta. Nadie sabe que es lo que marca tu camino; quizás sea Dios, tu familia, amigos, o puede que tu mismo. Eres tú el que sigues las huellas del camino, pero nadie sabe de quienes pueden ser. Eres tú el que, con tus experiencias y vivencias, debes reconocerlas.